Después de demostrar su eficacia frente al acné y la rosácea, la terapia biofotónica ha pasado a ocupar un lugar preferente dentro de los tratamientos de rejuvenecimiento facial.
Este procedimiento ejerce un potente efecto sobre la producción de colágeno, un elemento esencial para dar consistencia y firmeza a la piel que empezamos a perder progresivamente a medida que vamos cumpliendo años. Gracias a su efecto tensor, la piel recobra tersura y firmeza y presenta un aspecto más luminoso y saludable con menos arrugas. Por otro lado, el tamaño de los poros se reduce visiblemente.
La sesión empieza con una limpieza del rostro. A continuación, se aplica un gel fotoconversor que se activa bajo una lámpara de luz LED. Durante el tratamiento, el paciente únicamente nota un calor parecido a cuando toma el sol. Al finalizar, puede incorporarse a su vida cotidiana sin ningún problema, ya que se trata de una terapia no invasiva y completamente indolora.
Contacta con nuestro centro pionero de estética en Madrid.