Concebido como una variante del Kobido, el masaje japonés que aplicamos en Belleza y Bienestar by Grupo Pedro Jaén es un masaje facial basado en una técnica milenaria que consigue un efecto lifting verdaderamente asombroso con técnicas únicamente manuales. Además, este tratamiento logra que el paciente sienta una gran relajación y alivio del estrés, un problema tristemente frecuente después de las semanas de reclusión en casa que nos ha tocado vivir como consecuencia de la pandemia por coronavirus y que también dejan su huella en la piel en forma de deshidratación, ojeras, bolsas en los párpados inferiores y pérdida de luminosidad. A eso, hay que añadir las dermatosis causadas por el uso continuado de la mascarilla, un problema que también se ha convertido en un motivo de consulta recurrente entre los dermatólogos.
Nuestro masaje japonés está concebido para aquellas personas que requieren un tratamiento facial profundo, pero no puedan o no quieran emplear aparatología. Gracias a una serie de movimientos específicos y precisos que se aplican sobre el rostro, el masaje japonés libera la tensión de los músculos faciales, relaja el gesto, confiere hidratación y firmeza a la piel y representa toda una experiencia de relajación y bienestar.
Orígenes del masaje japonés
El masaje japonés Kobido, cuya traducción es antiguo camino de la belleza, ha tenido una larga evolución hasta convertirse en el tratamiento estético que conocemos hoy en día. Según parece, el masaje facial Kobido data de mediados de siglo XV y su técnica pasaba de padres a hijos de la misma familia. Este masaje japonés estaba muy ligado a la medicina tradicional oriental y, de hecho, se cuenta que estaba destinado a aliviar los dolores de los guerreros samuráis al volver de las batallas, así como para serenar su mente y potenciar su fuerza interior después de la confrontación.
Sin embargo, se cuenta que una emperatriz notó que este tratamiento aumentaba la luminosidad de la piel y que, además, calmaba los dolores de cabeza. La soberana se llevó la idea a la casa imperial y a partir de entonces se puso de moda entre los miembros de la realeza. A partir de ahí, el masaje Kobido se convirtió en el tratamiento de belleza predilecto de las emperatrices y de toda la corte, que lo reclamaban para lucir un rostro liso, firme, libre de imperfecciones y mucho más joven. En realidad, no está claro si esta historia es completamente verdadera o si se engloba en la leyenda y el imaginario popular, pero lo cierto es que a este masaje se le atribuye la clave de la famosa piel de porcelana que siempre asociamos a los rostros orientales.
En cualquier caso, hasta los años 80 el Kobido era un secreto que prácticamente solo conocía la realeza nipona, pero no ha sido hasta hace pocos años cuando verdaderamente se ha convertido en un imprescindibles dentro de los tratamientos estéticos no invasivos.
En qué consiste el masaje Kobido
Este tratamiento facial se basa en aplicar en el rostro un masaje compuesto de 45 técnicas básicas a partir de las que pueden derivarse hasta 1.000 movimientos distintos de amasamiento, vibración y frotación. Se aplica en toda la cara, el cuello y en el escote siguiendo un patrón ascendente muy concreto y dura alrededor de una hora. Se suele decir que se tardan varios años en lograr una práctica excelente, porque además de la manera que ejecutar los movimientos, la persona que lo imparte debe controlar la presión, la profundidad, la ubicación y la velocidad de los mismos de extraordinariamente manera precisa.
Al contrario de otros tratamientos de belleza, el masaje japonés no es leve o superficial; pero su efecto tampoco lo es. A través de una serie de presiones y manipulaciones, se trabaja a un nivel bastante profundo de la fascia muscular. Por eso, y cuando decimos que el masaje Kobido descontractura la musculatura y relaja los tejidos, a muchos pacientes les surge la duda de si se trata de un masaje duro. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Los que lo prueban refieren una agradable sensación sobre la piel, que puede quedar enrojecida por la activación de la circulación y la manipulación del tejido a nivel profundo, pero nunca como producto de la irritación o el dolor. Hay que recalcar que la eficacia del masaje japonés reside fundamentalmente en la precisión de sus movimientos y en la velocidad, no en la fuerza que se aplica para hacerlo.
En definitiva, el masaje japonés consigue movilizar y activar la circulación, drenar los tejidos, descontracturar la musculatura y tensarla, de manera que lo que obtenemos es un efecto lifting muy potente, además de un rostro limpio, iluminado y fresco que nos confiere un aspecto mucho más juvenil. Tanto es así, que nuestras técnicos de cabina no dudan en calificar este masaje japonés como una verdadera «radiofrecuencia manual», dada su capacidad para combatir la flacidez de los tejidos, retrasar la aparición de arrugas, relajar el rictus y redibujar el óvalo facial. El masaje japonés también tiene un gran efecto drenante. Eliminar la retención de líquidos en la cara se traduce en la desaparición de la hinchazón de los párpados y las bolsas debajo de los ojos.
Masaje japonés en Belleza y Bienestar
¿Existe alguna forma de perfeccionar algo que ya es absolutamente espectacular? Sí. En Belleza y Bienestar by Grupo Pedro Jaén hemos ideado una variante que une la técnica del masaje Kobido con una línea cosmética de lujo específica para multiplicar las ventajas de este masaje facial, que ya son muchas. Como es habitual, cada paciente recibe un cóctel cosmético personalizado en función de las necesidades de su piel y el criterio de nuestras expertas.
En definitiva, las personas que prueban esta modalidad de masaje facial, afirman que, además de hidratar y mejorar el aspecto de la piel, remodela el óvalo facial, libera tensión muscular, combate el estrés y la ansiedad y representa una de sus opciones favoritas para lograr el verdadero bienestar. El masaje japonés Kobido ayuda a armonizar el bienestar físico con el emocional y supone, en palabras de los pacientes, “una experiencia sensorial única”.
Por si todo esto fuera poco, hay que destacar que el masaje japonés está indicado tanto para hombres como para mujeres y se puede aplicar en todo tipo de piel, ya que nuestro personal se encarga de valorar las necesidades de la piel e introducir principios activos adecuados para satisfacerlas. Se puede aplicar en cualquier situación (embarazo, lactancia, posparto…) y etapa de la vida, aunque está especialmente recomendado para pacientes a partir de los 35-40 años.
Si lo que has leído sobre el masaje japonés Kobido te ha convencido, tienes que probarlo. Si eres de los que todavía cree que estos resultados solo pueden conseguirse con aparatología, también debes hacerlo; no en balde este masaje también se anuncia como lifting sin cirugía.