Incluso en un verano tan atípico como este, en el que todavía estamos adaptándonos a la nueva realidad impuesta por la pandemia por coronavirus SARS-CoV-2, hay muchas cosas que podemos hacer para disfrutar de unas vacaciones llenas de belleza y bienestar. Este año nos hacen más falta que nunca estos consejos para cuidarse en verano, a pesar del coronavirus.
Piel bonita a pesar de la mascarilla
La mascarilla se ha convertido en un complemento inseparable, y va camino de ser así durante bastante tiempo. El efecto oclusivo que ejerce el tejido de la mascarilla sobre la cara, unido a la condensación que se produce por la exhalación de nuestro propio vaho, hace que seamos más propensos a dermatitis, irritaciones y brotes de acné. Además, algunas patologías dermatológicas que el paciente pueda tener de base, como la dermatitis seborreica o la rosácea, experimentan un empeoramiento debido al uso continuado de mascarilla.
Nuestra principal recomendación para cuidarse en verano, incluso con mascarilla, es limpiar la piel mañana y noche con un producto suave. Puedes usar productos SYNDET (también llamados jabón sin jabón) formulados para pieles sensibles. Mantener la piel bien hidratada durante todo el día y no llevar la mascarilla durante más de cuatro horas, haciendo pausas cuando se pueda para que la piel del rostro no acumule humedad.
Asimismo, es conveniente hacer una exfoliación suave en casa una vez a la semana. Por otro lado, es recomendable acudir a un tratamiento de cabina más a menudo que de costumbre para limpiar y equilibrar la piel sometida a los rigores de la mascarilla, además de darle la hidratación extra que necesita en verano.
Aplicar fotoprotector. Al contrario de lo que se pueda pensar, llevar mascarilla no exime de usar cremas con filtro solar elevado porque el tejido de las mascarillas, incluso los más tupidos y oscuros no son suficientes. Por otra parte, hay que tener en cuenta que las mascarillas de tela de algodón protegen menos, pero también son más respetuosas con la piel del rostro y producen menos problemas cutáneos. Las de seguridad FFP2 y FFP3 son más problemáticas a la hora de irritar y alterar el estado de la piel, ya que están hechas de materiales menos transpirables.
Maquillaje, calor y mascarilla ¿combinación imposible?
Generalmente, la llegada del verano representa un problema para las personas a las que les gusta maquillarse habitualmente. Llevarlo impecable durante un tiempo prolongado sin que los productos acaben derretidos sobre la cara es toda una proeza cuando aprieta el calor. Además, este año contamos con el obstáculo de las mascarillas. Algunos consejos para maquillarse en verano a pesar de tener que llevar la mascarilla son:
- Mantener el cutis muy bien hidratado para que los productos de maquillaje se adhieran correctamente sin crear parches. Este gesto también logra un mejor resultado con la menor cantidad de producto.
- Usar una base de maquillaje ligera o prescindir de ella para usar solo polvos de color muy sutiles. También se puede optar por una crema hidratante con color que, además, lleve filtro solar.
- Decantarse por los cosméticos oil free (libres de aceites) y recurrir a las formulaciones resistentes al agua para prolongar su duración.
- Sellar y fijar el maquillaje con un vaporizador después de aplicar la base y repetir el gesto al finalizarlo. Así el maquillaje dura intacto mucho más tiempo y se evitan retoques.
- Desmaquillarse religiosamente al final de la jornada y no pasar por alto el gesto de limpiar la piel por la mañana. Eliminar los residuos de la piel evita los efectos adversos de la mascarilla: granitos, rojeces, irritaciones…
Cuidado capilar en un verano marcado por el coronavirus
El cloro, el salitre, el viento, el sol… todos los factores ligados al verano estropean no solo la piel, sino también el pelo. Para cuidarlo en verano, el Dr. Sergio Vañó, de la Unidad de Tricología y Trasplante Capilar del Grupo Pedro Jaén daba en el programa Saber Vivir algunos consejos básicos para cuidarlo el cabello este verano.
- Fotoprotección capilar. Los filtros solares no solo son necesarios para proteger de la acción nociva de la radiación ultravioleta. El sol, además, puede quemar el cuero cabelludo y deteriora la fibra capilar, volviendo el pelo seco y quebradizo, además de arrebatarle el brillo. Por eso, es necesario usar fotoprotectores específicos para el pelo y aplicarlos cada poco tiempo siempre que vayamos a estar en la playa o en la piscina.
- Aclarado y lavado frecuente. Olvida el mito de que lavar el pelo muy a menudo estropea el pelo o provoca la caída del mismo. Nada de eso es cierto. Después de cada baño hay que aclararse el pelo con agua dulce para eliminar salitre y restos de cloro no tanto del pelo, como del cuero cabelludo. Este consejo es especialmente importante este año, ya que las medidas de seguridad y desinfección de las piscinas han hecho que se haya incrementado la cantidad de cloro en el agua. El cloro es un agente irritante que no solo deteriora la fibra capilar, sino que además puede causar dermatitis en el cuero cabelludo. Por su parte, la Dra. Rita Rodrigues, tricóloga de la misma unidad del Grupo Pedro Jaén, recomienda realizar “lavados frecuentes durante la época estival, pero utilizando champús suaves de uso diario, con un pH neutro y con menor capacidad detergente para evitar eliminar el manto lipídico del cuero cabelludo, que es el responsable de mantener la lubricación del mismo y de nuestro cabello”.
- Acondicionadores y mascarillas. Estos productos son un básico en el neceser de verano no solo para compensar la sequedad asociada a los elementos que hemos mencionado anteriormente: sal, cloro, agua de mar, sol… sino que además ayuda a reducir el daño por tracción al desenredarlo y peinarlo, algo esencial en el caso de las personas que lleven el pelo largo.
- Aparca el secador. No hay gesto más sencillo y cómodo para favorecer la belleza de nuestro pelo en verano que dejarlo secar al aire. Aparca secadores, tenacillas, planchas, rizadores… ya que la agresión térmica que provocan favorece la rotura de la cutícula, estropeando la fibra capilar y haciendo que las puntas se abran.
Mantenerse activo para adelgazar… y mucho más.
Casi la mitad de los españoles ha ganado peso durante el confinamiento al que estuvimos obligados a causa del estado de alarma decretado por el Gobierno a mediados de marzo. Según un estudio elaborado por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), algo más del 44% de la muestra admite haber engordado entre uno y tres kilos.
La mala alimentación y la falta de actividad física han sido las causas de este incremento en la báscula que ahora podemos revertir en vacaciones. Eso sí, debemos tener en cuenta que el tipo de ejercicio y la manera de hacerlos debe adaptarse a las circunstancias que acarrean las altas temperaturas, estemos o no ante una ola de calor.
Por otro lado, hay que recalcar que la actividad física y el deporte no solo ayudan a perder esos kilos que sobran. Además, es un pilar fundamental para mantener la salud cardiovascular y combatir la depresión y la ansiedad; y esta es, si cabe, la parte más necesaria en los tiempos actuales.
Consejos para entrenar en verano
Adapta el ritmo a las altas temperaturas. Incluso aunque seas una persona bien entrenada, entrenar a un ritmo intenso durante el verano puede pasarte factura. Es recomendable bajar el ritmo en los días más calurosos, respetar los intervalos de descanso y no saltarse ni el calentamiento previo ni el estiramiento posterior; ya que aunque haga calor también son imprescindibles.
- Hidrátate. La hidratación es fundamental antes, durante y después de cada entrenamiento y en verano hay que reforzar esta rutina para evitar golpes de calor y la temida deshidratación. Es muy importante aprender a reconocer los síntomas de deshidratación para ponerles remedio cuanto antes. Esto son: sensación muy acuciante de sed, dolor de cabeza, mareos, calambres musculares, debilidad, irritabilidad, vómitos e, incluso, desvanecimiento. Hay que llevar agua en todo momento para beber antes, durante y después de una sesión de entrenamiento, ya que con el calor sudamos más y perdemos más líquidos y sales minerales que habitualmente.
- Ojo a los cambios bruscos de temperatura. Es muy tentador, pero no es saludable. Entrar en un recinto con aire acondicionado, ponerse en medio de corrientes de aire o darse una ducha con agua muy fría justo después de haber entrenado con calor y/o haber sudado profusamente no es una buena idea porque este cambio brusco de temperatura puede producir descompensación en el organismo, causar problemas circulatorios y picos en la presión arterial.
- Si tu entrenamiento ha sido muy intenso… aplícate un poco de gel frío para desinflamar la musculatura más trabajada y favorecer la recuperación de los tejidos. Además, estos geles fríos son excelentes para aliviar la retención de líquidos y la sensación de piernas hinchadas y cansadas tan habitual en verano.
- Equipamiento. Usa ropa transpirable y calzado adecuado. Ojo con la moda de practicar deportes en la arena de la playa o correr descalzos por ella. Al pisar superficies irregulares podemos sufrir esguinces, tendinopatías o sobrecargas musculares. Los estudios más recientes concluyen que esta práctica tiene unos riesgos considerables en este sentido.
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